Cuba, siempre Cuba

Que Cuba sigue sumida en una permanente crisis no es noticia, pero de un tiempo a esta parte, con la llegada a la presidencia del estado de Diaz-Canel, ha desaparecido prácticamente del panorama informativo, por lo que han pasado casi desapercibidas las últimas oleadas de protesta que se ha producido sobre todo en las provincias.

Lo cierto es que la pandemia ha sido letal para la economía de la isla, muy dependiente de la entrada de divisas extranjeras que con la congelación del turismo mundial cayeron en picado. En el 2023 la inflación marcó un 30 % y el PIB cayó en más de un punto, lo que pone de manifiesto que, tras el COVID, Cuba no ha sido capaz de reponerse y recuperar los valores económicos anteriores a 2019.

El turismo, una de las bases económicas del país, no ha conseguido recuperarse, cosa que no es de extrañar… ¿Quién quiere ir de vacaciones a un lugar donde la electricidad se corta con frecuencia, donde la comida escasea, donde la gasolina está racionada y donde los hoteles han quedado anticuados para las necesidades actuales?  Pues, sinceramente, con la competencia en este sentido que se da en la actualidad, las previsiones no pueden ser halagüeñas para la Isla, y, como ejemplo dos datos: Cuba ha pasado de recibir unos 4 millones de turistas en 2019 a poco mas de 2.4 en 2023, muy por debajo de las expectativas, lo que ha supuesto una reducción de ingresos por este motivo a prácticamente un tercio.

La falta de apoyo de los tradicionales aliados del régimen opresor no ha hecho sino ahondar la crisis. El petróleo gratis de antes ya no es tal, ya que Venezuela está sumida en su propia debacle.  Por otro lado, la posible alianza con la Rusia de Putin tampoco es efectiva, ya que Rusia también está luchando con sus propios problemas internacionales.

La más que probable llegada a la Casa Blanca de Donald Trump va a ser sin duda otro factor importante para Cuba dada la ya conocida postura que mantiene sobre el bloqueo, con medidas como impedir el envío de remesas de cubanos en el exilio a sus parientes en la Isla, remesas imprescindibles para un país que vive casi por completo de las importaciones de alimentos.

Y muchos se preguntarán: ¿Cómo ha actuado el gobierno comunista ante esta crisis? Pues con más de lo mismo: represión en la calle, represión en las redes, represión en las cárceles. Como siempre, la culpa viene del exterior, según la propaganda oficial. (Curioso que un país comunista se queje de no poder comerciar libremente con los países más capitalistas del mundo, ¿no creen?).

El futuro para la Isla, y sobre todo para sus habitantes, se torna pues difícil e incierto, aun cuando las circunstancias internacionales les favorecieran, algo muy poco probable. El retraso en todos los órdenes que acumula Cuba hace que la crisis actual pueda desencadenar un punto de inflexión: o bien se aísle todavía más, aumentando la pobreza y haciéndola totalmente dependiente de la ayuda internacional, o bien de una vez por todas abra sus fronteras, económicas, físicas y políticas, para facilitar un cambio drástico que haga resurgir el país.

Estaremos atentos a la evolución de estas variables, sobre todo en el próximo verano, y comprobaremos si esta vez es la definitiva, o, de lo contrario, el régimen dictatorial aguanta por enésima vez y sigue manteniendo el yugo sobre todos los cubanos inocentes.

Asier Balaguer Navarro

Analista político. Colaborador NLG

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