Ayer, el Primer Ministro François Bayrou se pronunció en lo que muchos ya llamaron “el discurso del punto de inflexión», porque representó un momento de cambio histórico en la política económica y social francesa. Dejó claro que Francia ha cruzado un umbral, y la nación se enfrenta al reto de su deuda publica, y lo hace con un paquete de ajuste fiscal sin precedentes.
El objetivo de esta propuesta , que deberá ser debatida y aprobada por la Asamblea Nacional y el Senado para entrar en vigor, es frenar el crecimiento de una deuda pública que ya supera el 114% del PIB, devolver credibilidad a los mercados y evitar un escenario al estilo griego. Para ello, el Ejecutivo plantea un esfuerzo de ajuste de 43.800 millones de euros antes de 2026. Pero más allá de las cifras, lo que plantea el gobierno representa un cambio profundo en la filosofía del Estado francés.
Estas son las medidas presentadas por el gobierno, y lo que implicarían en términos prácticos para millones de personas y para la economía general:
1. Congelación de pensiones y prestaciones sociales
Las pensiones, ayudas por discapacidad, subsidios familiares y otras prestaciones del Estado no se revalorizarán en 2026. El mismo principio se aplicará a los tramos fiscales del IRPF. Esto supone un ajuste real de poder adquisitivo en un contexto aún marcado por aumentos de precios en energía, alimentos y alquileres.
2. Contención del gasto sanitario
El Estado limitará a un máximo de 5.000 millones de euros el aumento de gasto en sanidad para 2026. Lo que incluye:
- Duplicar el techo de copago anual (de 50 a 100 euros por persona).
- Reducción de medicamentos y exámenes reembolsados al 100%.
- Evaluación más estricta para tratamientos financiados por la seguridad social.
3. Reducción del empleo público
Se suprimirán 3.000 empleados públicos. Desde 2026 solo se reemplazarán dos de cada tres funcionarios que se jubilen. Además, se reorganizarán estructuras administrativas nacionales, con la fusión de organismos para reducir costes.
4. Supresión de dos festivos nacionales
El Ministro Bayrou propuso eliminar dos días festivos —nombró Lunes de Pascua y el 8 de mayo como posibilidad— con el argumento de aumentar la productividad. Esta propuesta en concreto causó una reacción inmediata en sindicatos y partidos de oposición.
5. Aumento de ingresos fiscales
El plan incluye:
- Una nueva “contribución de solidaridad” para rentas altas.
- Revisión de exenciones fiscales para empresas y pensionistas de ingresos elevados.
- Refuerzo de la lucha contra el fraude fiscal y optimización de herramientas digitales para detección de evasión.
6. Subida del presupuesto de defensa
El único gasto que aumentará será el de defensa: 3.500 millones de euros adicionales que apuntan a reforzar la capacidad estratégica de Francia en el marco de la OTAN y la seguridad global.
Reacciones: un terremoto político en marcha
La oposición lo hizo en bloque y, Marine Le Pen, calificó el plan de “asalto a la clase media trabajadora” y amenaza con una moción de censura. Los sindicatos preparan movilizaciones a partir de septiembre, denunciando “un castigo colectivo sin diálogo”.
Muchos reconocen que algo debe hacerse con la deuda, pero también que el peso de las decisiones cae siempre sobre los mismos: los asalariados, los jubilados, los autónomos.
La famosa equidad ha sido durante décadas y es, una seña de identidad de Francia que lo distingue como uno de los países europeos mas generosos en ayudas y políticas sociales. Sin embargo, las nuevas medidas de ajuste, supondrían un cambio de rumbo: el modelo francés, tradicionalmente construido sobre la igualdad y protección social, entraría en una etapa donde ese equilibrio histórico se ve seriamente cuestionado.
¿Qué significa esto para Europa?
- Efecto demostrativo: Si Francia lograra estabilizar su economía con estas medidas, otros países, como sin duda puede ser España , podrían sentirse presionados por Bruselas para hacer lo mismo.
- Impacto económico: Si el recorte reduce el poder adquisitivo, una menor demanda interna en Francia afectará las exportaciones de los países socios, especialmente en la eurozona.
- Confianza en los mercados: Si el plan se percibe como serio y ejecutable, podría calmar los mercados financieros, bajando los costes de financiación en el sur europeo. Pero si fracasa, el golpe de confianza puede tener efecto contagio en toda la región.
¿Y ahora qué?
Las medidas suponen una redefinición del papel del Estado en Francia. “No es ideología, es necesidad”, dijo Bayrou.
Y quizá tenga razón. Pero la transición va a ser dolorosa y políticamente, muy arriesgada.
Lo que está en juego no es solo estabilidad fiscal, sino el modelo social francés: uno de los más generosos y redistributivos de Europa, aunque también uno de los más costosos.
Francia se enfrenta a una encrucijada: proteger su Estado social o reinventarse para sobrevivir, y en mi opinión el paisaje europeo ya no será el mismo. Porque Francia como el resto de Europa, ya no pueden mirarse con los mismos ojos.
Por primera vez en muchas décadas, Francia pone en cuestión los pilares de su modelo social para evitar un colapso económico. Este sacrificio puede salvar las cuentas públicas, pero deja abiertos interrogantes profundos sobre el nuevo modelo de sociedad que emergerá. Tanto en Francia como, previsiblemente, en el resto de Europa.
Belen de León
Directora de NLG en Francia
Consejera y Relaciones Institucionales NLG