¿Por qué Hamas ha atacado a Israel?

Se equivocan quienes piensan que el conflicto Israel-Palestina es un problema exclusivo de estos dos países. El sorpresivo ataque de Hamas a Israel del pasado 7 de octubre, que ha desencadenado una guerra que ha dejado ya 1800 muertos y miles de heridos, deja algunas dudas, recelos y sospechas.

Sin previo aviso, a primera hora de la mañana del 7 de octubre, militantes palestinos atacaron Israel por tierra, aire y mar en un día festivo. Combatientes armados de Hamás lograron volar parte de la valla de separación de Israel, haciendo posible su incursión en territorio israelí de manera violenta, matando y haciendo prisioneros a todos los que podían, con actitudes que van más allá de los protocolos de guerra y la legítima defensa. Hemos visto imágenes que implican la violación de derechos humanos y una serie de atrocidades que solo el odio, la maldad y la deshumanización, quizá por un resentimiento largamente incubado, pueden explicar.

A través del gobierno presidido por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, Israel realizó una respuesta militar contundente, prometiendo a Palestina una contestación histórica que nunca olvidará. ¿Por qué Palestina ha decidido desencadenar esta nueva guerra contra Israel? Las causas pueden ser muy variadas y las iremos conociendo en las próximas semanas. Por su parte,  Khalid Mashal, el líder y miembro fundador de Hamas, ha dado un discurso días después del ataque pidiendo a los musulmanes de todo el mundo que hagan una serie de acciones de “lucha”, especialmente el próximo viernes -el Viernes de la inundación de Al-Aqsa, dijo- con el objetivo de enviar un mensaje de rabia a los sionistas y a Estados Unidos. Estas son sus palabras finales: «Los fondos son importantes, pero hoy estamos pidiendo su sangre y almas”, es decir, que se sacrifiquen por Palestina.

El origen del conflicto

Para el mundo moderno, el conflicto israelí-palestino comienza oficialmente en 1948, cuando se proclama el nacimiento del Estado de Israel en territorio palestino, a pesar de la oposición de una parte importante de los Estados árabes. Sin embargo, los antecedentes del conflicto se remontan por lo menos a finales del siglo XIX, cuando se hicieron evidentes las posiciones nacionalistas de ambos rivales. Por un lado, está el nacionalismo árabe y, por el otro, el sionismo judío.

Ambos pueblos comparten algunas profundas heridas, como es el rechazo y la dominación extranjera con connotaciones imperialistas. En efecto, si el mundo árabe sufrió en el pasado el sometimiento británico, el nacionalismo judío padeció el exilio europeo, doloroso, difícil de justiciar y aceptar. Por eso, consideramos que a veces no se le ha dado la importancia debida a la Declaración Balfour de 1917, que buscaba la creación de un Estado propio. Escrita por Lord Arthur James Balfour, Secretario de Asuntos Exteriores del Gobierno británico, el manifiesto fue dirigido a la Federación Sionista Británica, revelando que el gobierno de Su Majestad contemplaba favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, sin que ello perjudique los derechos de las comunidades no-judías presentes en la zona (Calvocoressi 1999; Fraser 2010; Gresh 2002; Barea, 2021).

En consecuencia, la Declaración Balfour supuso un espaldarazo fundamental a la causa sionista, que persiguió su objetivo de establecer un hogar nacional para el pueblo judío a través de los métodos propios del colonialismo.

Posibles explicaciones del sorprendente ataque

A nuestro entender, el ataque de Palestina a Israel tiene tres explicaciones posibles y complementarias. Por un lado, responde a la estrategia terrorista de buscar “sorprender y atacar al enemigo cuando éste tiene la guardia más baja”, cuando puede estar distraído con otros problemas globales y locales. Tzun Tzu, en “El arte de la guerra”, sostiene este principio: “Ataca al enemigo cuando no está preparado, y, sobre todo, aparece cuando no te espera”. La pandemia, la guerra en Ucrania, las tendencias mundiales con sus desequilibrios geopolíticos, unido a una división interna del país por contar con un gobierno aliado a la extrema derecha, pudieron desviar la atención de Israel sobre el peligro constante que implica tener, al otro lado de la frontera, a miles de personas deseando tu desaparición.

No es un escenario lejano ni contrario a la racionalidad pensar que Palestina puede ser una pieza fundamental de un movimiento estratégico que involucra a más países, y así ser -el ataque del 7 de octubre- una jugada para nada aislada, sino parte de un plan para desestabilizar a Occidente

Una segunda explicación puede responder a una coyuntura geopolítica y diplomática mundial. Palestina sabe de la debilidad interna de Estados Unidos, del agotamiento de Occidente y de la fragilidad diplomática de la Unión Europa, de la división existente en la OTAN, además de los últimos movimientos de Rusia, que pueden desencadenar un conflicto bélico con Polonia, que en otra época reciente de la historia sería motivo más que suficiente para conjeturar el desenlace inminente de la Tercera Guerra Mundial.

No es un escenario lejano ni contrario a la racionalidad pensar que Palestina puede ser una pieza fundamental de un movimiento estratégico que involucra a más países, y así ser -el ataque del 7 de octubre- una jugada para nada aislada, sino parte de un plan para desestabilizar a Occidente, con Rusia e Irán en el horizonte. En efecto, no hay que descartar que el último ataque contra Israel sea parte de una estrategia diseñada y ejecutada con una intención que va más allá de infligir un daño a Israel y hacer presente al mundo que el conflicto palestino-israelí sigue vigente. Quienes conocen la cultura y el alma de Rusia e Irán, saben que Putin y Ebrahim Raisi no pueden olvidar algunas humillaciones sufridas, y, en consecuencia, tienen cuentas pendientes con Occidente, algunas de ellas totalmente comprensibles, hecho que los ha llevado, por conveniencia y confluencia de intereses, a convertirse en fuertes aliados en la actualidad. A quien esta hipótesis le parezca descabellada, le invitamos a hacerse tres sencillas preguntas: ¿Qué país es el principal financiador de Hamas? ¿Qué nación se ha convertido en la actualidad un aliado estratégico del principal país que financia Hamas? ¿Qué objetivo común comparten ambas naciones?

Por último, el ataque de Hamás a Israel puede ser interpretado, legítimamente, como un fenómeno con una alta carga simbólica, propia de la psicología, sociología y voluntad palestina, caracterizadas por una fuerte, radical e irrenunciable aspiración de autodeterminación. Quizá aprovecharon el 50 aniversario de la guerra de Yom Kipur, que estalló cuando Israel fue sorprendido por fuerzas egipcias y sirias, que atacaron entonces, al igual que este año, en un día festivo, para transmitir un mensaje contundente. En efecto, la embestida bélica del pasado 7 de octubre puede querer emitir un anuncio simbólico a Israel -¡el espíritu de Yom Kipur sigue vivo!- en un aniversario tan significativo. En medio del clima político interno que reina en Israel, caracterizado por la fragmentación y la diferencia de visiones respecto a cómo debe posicionarse el país, el ataque del 7 de octubre quizá tenía este propósito de desestabilización política: influir en la política interna de Israel y aumentar la desconfianza de los ciudadanos hacia su gobierno, intentado acentuar la división existente en el país, a través de un ataque que sin duda tiene muchas probabilidades de generar desaliento, desesperanza, escepticismo, decepción y críticas.

El papel de la ONU y de la Unión Europea

Finalmente, un punto que merece ser destacado es que las Naciones Unidas y la Unión Europea se han demostrado incapaces de ser interlocutores confiables en el conflicto Israel-Palestina, quizá porque su credibilidad se ha visto seriamente dañada por la doble vara de medir que ha utilizado en el pasado con ambos países. Por su parte, la ONU sostiene que Palestina es un territorio invadido y ocupado por Israel, y, a través de diferentes resoluciones y maneras, ha exigido a Israel su retiro y su cooperación en la creación del Estado palestino, ateniéndose a la resolución 181 del 29 de noviembre de 1947, cuando Naciones Unidas estableció la división de la región en dos estados: uno árabe y otro judío.

La diplomacia internacional adolece de un interlocutor idóneo, sólido y congruente. Sería muy diferente si, además de ser tan riguroso con Israel, aplicara la misma vara de medir a todas las partes involucradas en el conflicto

Otro hecho donde se aprecia la inconsistencia de la diplomacia internacional es en la exigencia que se hace a Israel para que favorezca el desplazamiento de civiles por motivos humanitarios creando un corredor para tal fin. Teniendo en cuenta la historia de ambos pueblos y la idiosincrasia del conflicto, caracterizado por el odio, el resentimiento y la venganza, que se ha manifestado en la presencia de un terrorismo civil imposible de controlar, la petición de un cordón humanitario en territorio israelí es una petición del todo disfuncional y digna de personas que no razonan teniendo en cuenta los hechos y los riesgos, sino basados en un tipo de pensamiento mágico inapropiado que se llama «fanatismo ideológico». Como Israel no acepta esa petición -no puede ni debe hacerlo-, una buena parte de la diplomacia y opinión pública internacional aprovechan la ocasión para hacer ver Israel como el estado violento y violador de derechos humanos, y a Palestina, en cambio, como una víctima del conflicto. Josep Borrel, el jefe de la diplomacia europea, es un excelente ejemplo, al evidenciar en sus declaraciones niveles de exigencia muy diferentes para Israel y para Palestina. Nada más lejos de la realidad: el pueblo palestino no es víctima inocente sino que es responsable y debe responder por sus decisiones: desde 1996, el pueblo palestino elige a su gobierno y desde hace 15 años ha escogido, de manera legítima, a Hamas.

Pero, si algo enseña la historia, es que la gente prefiere creer una mentira a tener que reconocer una verdad dicha por otro. La Unión Europea es el mejor ejemplo: lleva muchos años dando cientos de millones de euros de ayuda a Palestina, de hecho es el mayor donante de ayuda humanitaria y al desarrollo de los territorios palestinos (Franja de Gaza y Cisjordania). A pesar de estas ayudas millonarias, Gaza se ha convertido en una especie de Beirut, cuando podía haberse desarrollado y parecerse más a Dubai, si se hubiera hecho un buen uso del dinero otorgado por la Unión Europea.

Por todo lo anterior, sostengo que la diplomacia internacional adolece de un interlocutor idóneo, sólido y congruente. Sería muy diferente si, además de ser tan riguroso con Israel, aplicara la misma vara de medir a todas las partes involucradas en el conflicto, y exigiera a Palestina explicaciones sobre el uso que ha dado a las ayudas recibidas para propósito humanitario y de desarrollo económico y social. ¿Todas fueran destinadas para tal fin o parte han sido distribuidas y asignadas para incentivar el terrorismo y la lucha bélica contra Israel? La Unión Europea, antes de prometer esta misma semana intensificar las ayudas económicas a Palestina, al estado agresor, con una parte importante de la población local y de países circundantes celebrando la masacre de israelíes, debería exigir con firmeza una rendición de cuentas. Al no hacerlo, pierden toda credibilidad política y autoridad moral.

No pongo en duda que la ONU y la Unión Europea están verdaderamente preocupadas por los derechos humanos y la vida de las víctimas inocentes del conflicto, pero se equivocan en su estrategia de hacer prevalecer el bien, lo que es correcto y oportuno. Deberían más bien concentrar todos sus esfuerzos diplomáticos en buscar soluciones, no culpables, y así motivar y estimular, por ejemplo, que Egipto, país árabe y musulmán, frontera con Palestina, cree ese cordón humanitario solidarizándose con el pueblo palestino. ¿Por qué no lo hace? ¿Por qué no se pide a Egipto lo que se solicita a Israel? ¿Por qué Egipto no abre su frontera por motivos humanitarios y esos organismos internacionales no hacen las mismas acusaciones difamatorias que dedican a Israel? No parece ser una actitud muy racional, como tampoco aparenta ser un posicionamiento muy inteligente e imparcial solicitar a Israel que abra su frontera a los palestinos, cuando la mayoría de ellos quieren destruir su país o por lo menos, si fuera posible, lanzar a todos sus ciudadanos al mar.

En estos momentos de zozobra, angustia, dolor, tormento y preocupación, manifestamos el deseo profundo de una pronta solución el conflicto bajo el criterio que debe guiar la acción humana que busca el bien de manera estratégica: “tratar a las personas, a uno mismo y a los demás, como quieres que realmente sean, no por lo que han hecho, evitando caer en los mismos errores cometidos en el pasado asumiendo riesgos innecesarios”. Es un equilibrio difícil de lograr: la justicia -la respuesta adecuada a un ataque beligerante- y la paz, por tratarse de dos principios básicos de convivencia y seguridad. A la paz solo se llega desde la grandeza del alma, que lleva al perdón, la rectificación y a la confianza. Nada debe hacernos caer en la desesperanza, si conectamos con la fuente de todo lo bueno que hay en el mundo y en el universo. Rezo para que esta Fuente penetre los corazones de quienes tienen en sus manos la paz entre Israel y Palestina.

Pablo Álamo

PhD en Economía y Empresa

@pabloalamocoach

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