Mujeres de izquierda: ¿qué va primero, el feminismo o la ideología?

El día 16 de octubre, la Embajada de Israel, emitió una condena enérgica a las declaraciones de algunos miembros del gobierno español. Expresan en esta misiva que “estas declaraciones no solo son absolutamente inmorales, sino que también ponen en peligro la seguridad de las comunidades judías en España, exponiéndolas al riesgo de un mayor numero de incidentes y ataques antisemitas”. Seguido a esto, hacen un llamamiento al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para que denuncie y condene inequívocamente estas vergonzosas declaraciones de como ellos han denominado, “ciertos elementos dentro del gobierno español”.

Las declaraciones las realizó dos días antes Ione Belarra, secretaria general de Podemos, partido político que forma parte del Gobierno, y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, perteneciente a una formación política que nace bajo el paraguas ideológico de países como Cuba y Venezuela. En ellas denunciaba al Estado de Israel, de llevar a cabo un genocidio planificado en la franja de Gaza, culminando de este modo diez días donde miembros de esta formación y de la formación Sumar y toda la amalgama de partidos que se añadieron a este último, se han adherido a manifestaciones por la libertad de Palestina, publicando en redes y haciendo intervenciones en vivo sobre una “free Palestina”. Diez días repito, y en ningún momento hicieron mención de los terroristas que invadieron Israel aun con evidencias mostrando en toda su crudeza como masacraban ciudadanos indefensos.

El sábado 7, y con apenas dos o tres imágenes terroríficas, ya muchos de estos representantes políticos se pronunciaban a favor de los derechos y libertades de Palestina, vitoreando el alzamiento en contra de los ocupantes israelíes. Daba igual que las imágenes iniciales fueran mujeres civiles jóvenes ultrajadas, violentadas, humilladas, torturadas, muertas, que habían acudido a un festival por la paz a menos de diez kilómetros de la Franja o cómo asesinaban a jóvenes hombres a bocajarro y los ataban mientras se llevaban a sus novias o los cazaban a la carrera. Solo era el principio de los horrores que íbamos a ver.

El día 7 un grupo terrorista palestino, cruzó la frontera de otro país con armas para tirar puertas y matar en cocinas, dormitorios, cunas, en las calles, en sus coches, en nombre de ningún derecho ni en defensa de nada; lo cruzaron para asesinar a cuantos más mejor, y raptar a cuantos más mejor. Pero lo que más impacta de este grupúsculo de ideología de izquierdas radical, es que las mujeres que lo componen no hicieron, ni a día de hoy hacen, ninguna referencia de espanto u horror frente a lo que el resto del mundo entero observaba y seguimos observando como acciones de profunda deshumanización. Al contrario, se iban sumando más declaraciones desde otros países, figuras políticas con influencia todos de ideología izquierda radical.

Ni una condena a la violencia ejercida contra ciudadanos civiles de todas las edades en sus propios hogares. Ni una, lo que manifiesta una degeneración moral que además nutren con una narrativa donde se pierden las líneas rojas y el sentido de los límites, denunciando a Israel como único y exclusivo azote del mal en esa parte del mundo. Ni una palabra para las mujeres que han sufrido torturadas antes de morir y en estos momentos, sufren sin saber su destino, aunque lo intuyen e intuimos el mundo entero.

Yo me pregunto sobre muchas cosas, pero en estos días donde nos llegan imágenes aterradoras, y cuando aún no nos hemos recuperado ni asimilado las anteriores, hay una que no puedo quitarme de la cabeza: ¿cómo es posible que mujeres que se han abanderado de la defensa, derechos y libertades de todas las mujeres en España, no se hayan pronunciado frente al espanto retransmitido en toda su crudeza? ¿Qué tipo de feminismo promueven?

Es espeluznante, en efecto, observar la profunda incoherencia e inconsistencia del feminismo político reinante en gran parte de Europa, concretamente el caso de España es de terror. Porque las mismas mujeres que los 25 de noviembre, Dia Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, denuncian, gritan y reclaman políticas en todos los países para su erradicación, han callado ante las flagrantes violaciones que han sufrido las mujeres israelís en manos de los terroristas palestino.

Yo no reconozco el feminismo del que se apoderaron y han transmutado a algo que además tratan de internacionalizar y exportar a América Latina. ¿Acaso el discurso abortista y que no te piropeen es todo el fondo de armario que tienen? ¿Hemos tenido que ser testigos de estos horrores para quitarles la careta? ¿Qué tipo de frivolidad es esta, por qué esta equidistancia y frialdad en sus intervenciones para con ellas como si no existiera lo que todos estamos viendo?

No he visto la pasión visceral con la que se pronuncian en otras ocasiones que comparado con esto parecen pura fantasía, ¿acaso hay que cumplir ciertos parámetros o sacar beneficio político según la victima y la agresión?  Me parece que el sistema que han creado para ellas, ultra blindado, las separa de la realidad y deja de manifiesto que “su” feminismo es “su” modus vivendi y que lo que está sucediendo les toca demasiado lejos de sus mesas de despacho abrigadas por un cómodo sistema. Han creado un argumentario para sí mismas y su existencia personal/profesional y quienes las contradigan es convertido su mayor enemigo. ¿Dónde queda la hermandad?

No me creo que no haya mujeres en esas formaciones políticas que, al ver ciertas imágenes, les cueste tragar con ellas sin estremecerse horrorizadas, ni tampoco me creo que traguen con condenas unilaterales de sus compañeras que siguen sin nombrar a ni una sola raptada, ultrajada, con sus silencios las vuelven a ultrajar. Todo esto me alarma, porque que no se pronuncien con repulsión y miedo, en mi opinión indica hasta qué punto se puede degenerar el ser humano moralmente en pro de una ideología, revelándonos las formas terribles en que nos pueden tratar a quienes no estemos alineadas con su modo de pensar. Estamos siendo testigos de una frivolidad sin precedentes de quienes se dicen feministas, que no han sentido la necesidad de denunciar ni condenar ni una sola vez ni una sola imagen de mujeres de rostros, cuerpos y vidas rotas.

Me cuestiono también la cantidad de veces que hemos escuchado de la formación política de Podemos, y al frente como máxima responsable del Ministerio de Igualdad la hoy ministra en funciones Irene Montero, y su profunda incoherencia. La que es un icono para muchas mujeres políticas de izquierda de América Latina, porque la tienen como referente diciendo, «a las mujeres nos matan por ser mujeres», ha mantenido una actitud injustificable frente al ataque de Hamas a Israel. ¿Acaso no es una evidencia que los terroristas mataron a los judíos por ser judíos? ¿Dónde queda su humanidad, su sonoridad y su integridad? ¡Cuánto silencio, es atronador! Mujeres, niñas, adultas, ancianas, bebes que han sido y están siendo victimas de terroristas armados, que han ido a sus casas para acabar con su existencia, no tienen para Irene Montero, ni para la mayoría de las feministas españolas, suficiente dignidad.

De terror.

No lo olvidemos, porque son las mismas que los 25 de noviembre, Dia Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, denuncian, gritan y reclaman políticas en todos los países para su erradicación.

Belén de León

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